Takirawa's House

[Off (denuevo): Perdón por el doble post, pero como el post principal de una descripción de la casa, mejor hago uno aparte para rolear.]

La luz del amanecer llenó cada rincón de la casa de arena solida, buscando, quizas, despertar a sus habitantes para que comenzaran a hacer sus rutinas diarias. En la habitación de la dueña de casa se comenzaron a sentir ruidos y poco después una Umi somnolienta caminó hasta la puerta que estaba frente a la de su habitación y comenzó a preparar el desayuno, no se preocupo en ir a despertar a su hija, por que ya sabía que esta se levantaría apenas comenzara a sentir el olor del pan tostado y lo que fuera que preparaba la mujer.

El brillo de la luz a través de sus párpados le decía que era hora de levantarse, pero el mismo brillo era el que le impedía abrir los ojos debido a que apenas lo hacía el brillo la cegaba.

(-Agh....y todo por no cerrar las cortinas anoche)

Pensó mientras se hacía pantalla con la diestra evitando así que la luz le llegara tan directamente, en efecto, la noche anterior no había querido cerrar las cortinas ya que la luna se veía impresionante, quizás demasiado, pero el blanco resplandeciente le llamo a no cerrar las cortinas para que dejara entrar el pálido brillo de aquella esfera de la cual hasta había podido ver unos cráteres, noches como esa no siempre se tenían en Sunakagure. Con algo de pesadez se sentó sobre el futon donde dormía y retiro la mano que estaba usando como pantalla, sus ojos ya se había acostumbrado al brillo de la luz, pero ahora le había quedado una interrogante, ¿por qué el brillo era del reflejado?, la luz era una variante de la electricidad, o al revés, no lo había comprendido del todo, pero gracias a eso había aprendido a diferenciar ese tipo de detalles. Busco con la vista el origen del brillo y no tardo en encontrarlo ya que era su mismísima katana, desenfundada, la que brillaba. No sonrió, no era una costumbre de ella hacerlo, pero si se sintió mejor cuando recordó el por qué de estaba desenfundada.

- ¡Arisu! - Le gritó su madre desde el comienzo del pasillo.- Apurate, el desayuno esta listo!.- Su hija estaba tardando demasiado el levantarse, algo extraño, ¿por qué demoraría tanto cuando ese día era oficialmente Gennin?. Umi coloco las tostadas en un plato mientras pensaba esto, iba a volver a llamar, pero no tuvo la necesidad de volver a gritar ya que justo en ese momento su hija entro por la puerta de la cocina y se sentó a comer.

- Ohayou, Okaasan.

Saludo a su madre mientras tomaba una tostada y se servía un poco de té. Su madre se sentó frente a ella y comenzó a tomar el desayuno al igual que hacía ella, aun que un poco mas tranquila, ya que prácticamente Arisu tragaba todo a velocidad exorbitantes. Pasados unos minutos en silencio, de los que ninguna se sintió incomoda como harían otras personas, ya que esa era su manera de comunicarse, Arisu dejo la taza de té de golpe en la mesa provocando las suaves, pero melodiosa risa de su madre.

- Okaasan.....-Espero a que su madre la mirara para seguir.- ¿Qué haría si te dijera que puedo encontrar la manera de mejorar la katana de Otousan?.- Algo nerviosa bajo la vista evitando dirigirla a la de su madre entreteniéndose en revolver lentamente el pegado de su taza de té.

- ...........

Su madre no respondía algo que tenía intranquila a la joven ninja y cuando ya no pudo evitar la sensación de curiosidad por saber que pasaba en ese momento por la mente de su madre alzó el rostro para encontrarse con el de su madre sonriente.

- Si fueras capaz de hacer eso habrías superado a tu padre, el nunca pudo cambiar la aleación de esa katana, ya que desde el comienzo pensamos en dejártela de herencia, pero como eras Raiton había que modificarla, pero no lo logramos. Se podría decir que nos falto entender del todo la composición de esa katana, o tal ves que era tu la destinada a modificarla. - Concluyó con una sonrisa cálida a ojos cerrados.

- Uhmmmm, ¿entonces no te enojarías, cierto?.

- Nop.

Le dijo riendo a medias su madre para luego levantarse y comenzar a guardar las cosas en el lava platos siendo ayudada enseguida por su hija. A la hora y media después, Arisu partió a su habitación, cogió su pañoleta roja y su katana de dos hojas, colgándose la segunda en la cintura por la espalda, y colocándose el pañuelo en la cabeza.

- ¡Sayounara, Okaasan!.- Gritó mientras salía de la casa colocándose ahora el bolso de cintura con sus shuriken mientras corría hacía el centro de la ciudad.